viernes, 24 de septiembre de 2010

68 Examinando la Vida-NUESTROS MUNDOS







"Nos movemos en un mundo que no es solamente material. No todo está constituído por lo que podemos ver y tocar, oir, oler o gustar; también amamos, pensamos y nos emocionamos, nos alegramos y nos entristecemos, en un mundo muy íntimo e invisible, el mundo de la no materia, que en forma genérica llamamos "espiritual".

Si del pensamiento y la inquietud interior del hombre ha nacido el mundo de hoy, con todo su avance tecnológico, podemos decir sin lugar a dudas que todo cuanto el mundo material es,  ha nacido del "espíritu" y que este mundo es el causal de aquel. El uno, no menos real y concreto que el otro, y ambos inextricablemente unidos."
(Prefacio del libro "Nuestros Mundos. Editorial KIER-1995

Los seres humanos no vivimos en un solo mundo como creemos, sino que convivimos constantemente entre dos mundos: el exterior y el interior. El primero es percibido por los 5 sentidos de nuestra percepción externa; el segundo sólo puede ser percibido mediante el sentido de auto-observación interna.
Con la vista percibimos objetos, formas, colores. Con el oído captamos sonidos, ruidos, quizá una música o el motor de un automóvil. Con el gusto degustamos los sabores amargos o dulces en nuestra boca. Con el tacto podemos tomar conciencia de nuestra ropa, de lo muelle del sillón en el cual estamos sentados. Con el olfato captamos los olores del perfume de las cosas o del medio ambiente.

Pero acaso, ¿podemos ver, escuchar, degustar, tocar u oler nuestros pensamientos, emociones o estados de ánimo? No, ya que estos no pertenecen al mundo externo, sino a nuestro particular mundo interno o espiritual. Pensamientos, ideas, emociones, anhelos, esperanzas, desengaños, etc., son interiores, invisibles para los sentidos ordinarios, y sin embargo son para nosotros tan reales como la mesa del comedor o los sillones de la sala. En verdad nosotros vivimos más en nuestro mundo interno que en el externo; esto es irrefutable, irrebatible, y ún más, durante el sueño, cuando dejamos de vivir en el mundo externo, continuamos viviendo en el interno a través de los sueños.

En nuestro secreto mundo interno, amamos, deseamos, sospechamos, bendecimos, maldecimos, anhelamos, sufrimos, gozamos, nos ilusionamos, nos sentimos defraudados, esperanzados, etc. Del mismo modo que a uno le es indispensable aprender a caminar en el mundo externo para no caer en un precipicio, no extraviarse en las calles de la ciudad, seleccionar sus amistades, no asociarse con gente sospechosa, no tomar cosas dañinas, etc., así también mediante el trabajo psicológico sobre uno mismo, aprendemos a caminar en el mundo interno, el cual es posible explorar mediante la auto-observación de sí mismo.
En la auto-observación de uno mismo, la atención es orientada hacia adentro y para ello los sentidos de percepción externa no sirven, motivo por el cual se hace difícil para el neófito observar sus mas íntimos procesos psicológicos. Quien de verdad quiera conocer los mundos internos del planeta Tierra, del Sistema Solar o de la Galaxia en que vivimos, debe conocer previamente su mundo interno, su vida interior, particular, sus propio mundo. "Hombre, conócete a ti mismo y conocerás al Universo y a Dios".

                                Estados y Eventos

El mundo exterior esta formado por EVENTOS, que son las circunstancias de la vida. En una reunión, por ejemplo, todos viven el mismo evento, pero algunas personas estarán aburridas, otras satisfechas, otras asombradas o molestas por lo que escuchan, etc., etc., y esto porque cada una de ellas tiene un ESTADO de ánimo en esa circunstancia. Los estados pertenecen al mundo interno particular de cada persona, el signo de los cuales puede revertirse (de negativo a positivo) si uno consigue modificar sus reacciones ante los hechos que le suceden diariamente.
Eventos: En el terreno de la vida práctica existen siempre contrastes que asombran. Gentes adineradas con una magnífica casa y muchas amistades, que a veces sufren espantosamente y humildes obreros de pala y picota viviendo felices. Estudiemos esta situación más detenidamente para aprender a vivir. Cuando las gentes desean contarnos la historia de su vida, citan constantemente acontecimientos, nombres, apellidos, fechas, etc., y sienten satisfacción al hacer sus relatos...esta gente ignora que sus relatos están incompletos porque eventos, nombres y fechas, son sólo el aspecto externo de la película de su vida, faltandole el aspecto interno. Es urgente conocer los "estados de conciencia", pues a cada evento le corresponde tal o cual estado anímico. Los estados son interiores y los eventos son exteriores, comprendamos que los acontecimientos externos no lo son todo...

Estados: Entiéndase por estados interiores las buenas o malas disposiciones, las preocupaciones, la depresión, la superstición, el temor, la sospecha, la misericordia, la importancia personal, la felicidad, el gozo, etc. Incuestionablemente los estados interiores pueden corresponderse exactamente con los acontecimientos exteriores, ser originados por éstos o no tener relación alguna con los mismos...En todo caso estados y eventos son diferentes. No siempre los sucesos se corresponden exactamente con estados afines. El estado interior de un evento agradable podría muy bien no ser agradable o por el contrario el estado interior de un evento desagradable no podría ser forzosamente desagradable. Muchas veces el acontecimiento que no se esperaba viene a ser el que mejores momentos nos ha proporcionado...Poner orden en nuestra desordenada casa interior es vital cuando se desea cambiar el rumbo de una desgraciada existencia.

Las gentes se quejan de todo, sufren, lloran, protestan, quisieran cambiar de vida, salir del infortunio en que se encuentran, desafortunadamente no se miran a si mismas, no trabajan sobre si mismas. No quieren darse cuenta que la vida interior atrae circunstancias exteriores del mismo signo y que si éstas son dolorosas se debe a los estados interiores absurdos, negativos. Nadie puede negar que en nuestro interior cargamos con muchos errores y estados equivocados... Si de verdad queremos cambiar realmente nuestra vida, necesitamos con urgencia máxima e inaplazable, modificar radicalmente nuestros equivocados estados de conciencia...

La modificación absoluta de estados de conciencia equivocados, origina transformaciones absolutas también en el terreno de la vida práctica. Cuando uno trabaja seriamente sobre los estados equivocados o negativos de conciencia cambiándolos por positivos, obviamente los sucesos desagradables de la vida, ya no pueden herir tan fácilmente...Debemos considerar la vida como una serie sucesiva de estados interiores; una historia auténtica de nuestra vida en particular está formada por todos esos estados...Al revisar la totalidad de lo que ha sido nuestra vida, podemos verificar por si mismos en forma directa, que muchas situaciones desagradables fueron el resultado de estados interiores equivocados...

Quien no trabaja sobre si mismo para mejorar sus estados de ánimo es siempre víctima de las circunstancias; es como un mísero leño entre las aguas tormentosas del océano. Por ejemplo ¿Cuántas personas hoy están en la cárcel por no haber sabido controlar un estado de ira y odio? Corregir estados psicológicos equivocados o negativos es indispensable cuando se quiere alterar fundamentalmente la naturaleza de ciertos eventos indeseables. Situaciones exteriores aparentemente destructivas, podrían convertirse en inofensivas y hasta constructivas mediante la inteligente corrección de nuestros estados interiores erróneos. Uno puede cambiar la naturaleza de los eventos desagradables, cuando se purifica íntimamente. Quien, creyéndose muy fuerte, jamás corrige sus estados psicológicos absurdos, se convertirá siempre en víctima de las circunstancias. Y bien sabemos que los acontecimientos o eventos cambian incesantemente en sus múltiples combinaciones; vienen uno tras otro en oleadas. Ciertamente existen buenos y malos acontecimientos; algunos serán mejores o peores que otros. Modificar ciertos eventos es posible. Alterar resultados, modificar situaciones, etc., está ciertamente dentro del número de las posibilidades. Empero existen situaciones de hecho que de verdad no pueden ser alteradas; en estos casos deben aceptarse conscientemente, aunque algunas resulten peligrosas y hasta dolorosas...

2 comentarios:

  1. muy bueno su comentario me gusto es la realidad que muchos estan viviendo hoy en dia y esperemos en dios que algun dia cambie este mundo tan tecnologico de este siglo veintiuno ojala que no siga asi don omar bueno este es mi comentario se despide de usted marilin adios.

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  2. Gracias Marilin por tu comentario que contribuye a poner más dinamismo a este blog. En realidad lo que trato en este tema nos sucede a todos. No no hemos dado cuenta cabal que existe en la naturaleza una ley incontrarrestable que es la ley de atracción que invariablemente a un pensamiento negativo atrae una circunstancia indeseada y a uno positivo el evento deseado, sea éste de tipo material o afectivo. La ira atrae la ira. El amor atrae al amor.

    La persona humana, en general, es un ente extraño que actúa oscilando entre las cualidades más sublimes y las pasiones más degradantes. Comúnmente por inercia o temor inconsciente a perder su status social, se resiste a modificar costumbres que con el tiempo le perjudican. La postura antojadiza de que el poder económico y social, la capacidad de compra y el puro goce sensual estructuran la felicidad, colma sus expectativas, pero olvida algo muy importante: la paz interior, esa sensación bienhechora de plenitud que resulta de un comportamiento sobrio, sano y ecuánime. Generalmente piensa que todo lo que hace es normal ¿y qué es lo considera normal? pues lo aprobado por todos, aunque se aparte de las más elementales normas éticas. Porque normal no es aquello que se amolda a las conveniencias particulares o sociales tradicionales, sino lo que se identifica con la naturaleza esencial de las cosas. Y la naturaleza esencial de todo, proviniendo de la mente divina, es espiritual; por lo cual lo normal debiera ser un comportamiento acorde con las leyes naturales y con la ética divina sustentada en la verdad, la justicia y el amor. El resultado normal de una conducta normal es la paz y la serenidad, frutos de una de las más importantes leyes naturales; la armonía, que naciendo del interior de la persona, desde su conciencia divina y yo superior, que es la chispa de Dios en cada hombre y cada mujer, la equilibran interior y exteriormente. La experiencia enseña que la Naturaleza es severa cuando se considera normal lo que no lo es. Tampoco la mayoría de hombres y mujeres reconocen que la vida se fundamenta en el buen servicio, de lo cual es testimonio la propia Naturaleza o expresión femenina de la Fuerza-Dios en el Universo, que constantemente está sirviendo, proporcionando los medios de subsistencia, procurando alimento, techo y abrigo a todos, sin distinción.
    Un saludo cordial
    Omar

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