miércoles, 23 de marzo de 2011

81 EL PRANA Y EL CLIMA







Mientras que en la superficie del globo la composición del aire es físicamente de una constancia notable (21% de oxígeno, 78% de nitrógeno y 1% de argón y otros gases raros), eléctricamente, por el contrario, es de una variabilidad sorprendente. De un instante a otro sus propiedades cambian considerablemente, incluso se invierten a veces.

Las variaciones geográficas de la atmósfera son de gran importancia porque pueden influir en algunas de nuestras decisiones, desde la elección del lugar en que pasaremos las próximas vacaciones hasta la de aquel donde construiremos nuestra casa. La atmósfera es un océano impregnado de Prana (Energía), este océano tiene zonas en calma y regiones turbulentas, tempestades visibles, como las tormentas magnéticas que perturban las transmisiones de radio o invisibles como las repercusiones en el estado de la salud. En cuanto estudiamos estos fenómenos pránicos, las consideraciones sobre la presión barométrica, las precipitaciones (lluvia, nieve), la fuerza y dirección del viento o el grado higrométrico del aire, todo esto pasa a segundo plano desde el punto de vista de la vitalidad.

Hay diferencias importantes entre las diversas regiones geográficas y el hombre no ha esperado el siglo XXI para darse cuenta de la importancia del clima de algunos lugares (borde costero, alta montaña, etc) sobre el ser humano, más precisamente sobre su vitalidad y salud. Durante mucho tiempo, el hombre ha buscado la explicación de esto en las propiedades puramente químicas de la atmósfera. El efecto revitalizante de una estadía en la playa, por ejemplo, se atribuía al yodo de las algas marinas o al bromo de las emanaciones arenosas. Es indudable que estos elementos tienen su influjo, y debemos añadir también la presencia de otros bioelementos químicos cuya importancia, desde el punto de vista terapéutico, recién comienzan a dibujarse abriendo muy amplias perspectivas para la vitalidad humana.

A medida que avanza la investigación científica moderna, las propiedades físicas del aire adquieren una importancia creciente. Las modificaciones fisiológicas debidas al clima se manifiestan a menudo desde las primeras horas, incluso desde los primeros minutos de la permanencia en algún lugar. Le basta al que vive en la ciudad ir a la costa para, según los casos, estar muerto de sueño o, al contrario, tan sobreexcitado que no puede dormir. Las propiedades físicas del aire no son extrañas a este fenómeno.

El campo eléctrico de la atmósfera (que no hay que confundir con la ionización del aire), no era conocido hasta hace muy poco, sino por los meteorólogos. Los biólogos no tenían mayor interés por él. La Tierra es una esfera electrizada cuya tensión varía en proporciones enormes con la altitud. En algunos casos la gradiente potencial sube a varios miles de voltios. Como el ser humano tiene una estatura un poco menor de 2 metros, su cabeza puede estar sometida a una tensión eléctrica mucho más elevada que la región inferior de su cuerpo. Según estas diferencias de potencial, los climas se pueden clasificar en cuatro tipos principales, de los que sólo tres se mencionan y se estudian en biofísica, éstos son:

ZONAS DE GRAN CLIMA : Son regiones cuyo campo eléctrico atmosférico es muy elevado, elevándose el voltaje al menos a 100 voltios por metro de altitud. Estas zonas corresponden a los que llamamos “estaciones de aire muy puro” que son fisiológicamente excitantes. Las zonas de Gran Clima son por lo general las vastas mesetas, las llanuras de vastos horizontes en las que nada detiene al viento que las barre ya sea en la costas maritimas o a mayor altura donde la vegetación no es frondosa.

ZONAS DE CLIMA MEDIANO:  En estas regiones la diferencia de potencial varía entre 30 y 100 voltios por metro. Estas “estaciones de aire puro” son vivificantes, pero menos excitantes y menos tonificantes que las zonas de gran clima. Son lugares más abrigados, cerca de roqueríos o en los valles, cercanos a bosques y espesuras, en llanuras, bahías profundas protegidas del viento del mar. La vegetación es aquí claramente más abundante que en las zonas de gran clima, sin ser, no obstante, frondosa. Hay muchos árboles de hoja caduca, pero no espesos; también hay pastos y álamos.

ZONAS DE CLIMA PEQUEÑO La diferencia de potencial desciende aquí a menos de 30 voltios. Estas regiones tienen una actividad vital mucho menor que las anteriores; ejercen una influencia sedante en las personas muy nerviosas. Son, entre otros, valles muy profundos y arbustos, riberas de ríos encajonados. La vegetación es aquí muy frondosa, rica en hierbas que crecen de los muros y en esparraguinas. Abundan los helechos y pequeños acebos.

ZONAS DE CLIMA CERO Por desgracia, debemos agregar un cuarto clima, creado por el hombre en las ciudades de cemento: el de las oficinas y locales de habitación donde viven uno 300 días al año, cuyo potencial es casi cero.

Normalmente, el “ciudadano” que vive en la atmósfera contaminada de las oficinas y departamentos debería ir a fortalecerse, a revitalizarse en las zonas de gran clima para recargar sus baterías nerviosas- ¡con tal que lo pudiera soportar!. Para escoger el lugar de vacaciones hay que saber reconocer los diversos climas. ¿Quiere esto decir que habrá que pasearse con un voltímetro en el bolsillo (mientras no haya que hacerlo con el contado Geiger en las zonas hoy contaminadas con la radiación atómica) para medir la diferencia de potencial del lugar a donde se espera ir? Por cierto que no. Algunos criterios nos permitirán reconocer fácilmente estas diversas zonas, primero por el aspecto del paisaje, después por el tipo de vegetación, ya que ésta depende tanto del tipo de clima como de la composición del suelo. A fin de cuentas, el humus ha sido “fabricado” tanto por las plantas mismas como por el suelo mineral.

Pero no nos engañemos, esta Zonas no siempre son espacios muy vastos. Hay siempre variaciones. En una región de Gran Clima, es posible encontrar zonas restringidas en las que el potencial desciende a menos de 100, incluso bajo 30 voltios. En la playa el potencial será superior a 100 voltios; cincuenta metros más lejos, en la concavidad de las dunas, habrá un Clima Mediano; en el patio del hotel, detrás de las dunas, el potencial será el de Clima Pequeño. En las habitaciones del hotel, con las ventanas cerradas, será igual a Cero. Loa cuatro climas en un radio de pocos cientos de metros.

Las ciudades son insalubres, no sólo a causa de la ausencia casi total de iones negativos activos (aun en las zonas de gran clima, los edificios de varios pisos transforman las calles en cañones de clima pequeño), sino también a causa de la acumulación de los gases provenientes de los coches y de las bacterias transportadas por las partículas de polvo del tráfico. Con esto podrá usted seleccionar en cada sitio los lugares más aptos, sin caer en el error de suponer que basta con residir en un balneario para beneficiarse automáticamente y en cualquier lugar con las ventajas del gran clima.

SUCESIONES DEMASIADO RÁPIDAS

Señalemos también otra regla: hay que evitarle a un organismo débil una sucesión demasiado rápida de cambios importantes de clima. En el transcurso de un simple paseo en bicicleta, a lo largo de un valle muy ancho, atravesamos una zona de clima mediano; el valle se encajona, caminamos por senderos bajo árboles, y ya estamos en zona de clima pequeño. Trepamos por la ladera para admirar el paisaje: estamos en una zona de gran clima. Es lo propio de los medios de transporte que empleamos y que nos permiten cambiar muy rápidamente de clima. Ahora bien, sólo organismos perfectamente sanos pueden permitirse pasar sin transición de un tipo de clima a otro. La Naturaleza ha dotado al hombre de dos piernas que le permiten desplazarse, pero sólo a velocidad reducida. El automóvil, que de hecho es una caja de Faraday rodante, aísla afortunadamente al hombre del campo eléctrico ambiente y le evita sufrir las consecuencias de los cambios tan bruscos de clima que experimentaría si tuviera que atravesar, en un solo día, a pleno aire, todo Chile de norte a sur.

Observando sus propias reacciones a los diversos tipos de clima, podrá cada uno hacer interesantes constataciones y saber cuáles son los más convenientes para sí. Es de tal modo importante desde todos los puntos de vista, que si estudiamos los casos de longevidad excepcional y su distribución geográfica, constatamos que esos casos se encuentran siempre entre los campesinos y los montañeses. Es bueno ir periódicamente a una zona de clima alto, con la condición de permanecer el tiempo necesario para que el organismo se adapte y pueda así efectuarse y consolidarse el reajuste pránico. El cambio de clima es una “agresión” que puede ser tónica.

SÍNTESIS

Así, pues, el hombre está sometido permanentemente al impacto de las energías del cosmos que derrama sobre él torrentes de Prana. El Sol es su fuente más próxima, y los rayos cósmicos ejerce sobre los seres vivos un influjo todavía más determinado, pero ciertamente muy importante. Por otro lado, la Tierra, que absorbe y almacena estas energías, constituye un segundo polo. El organismo humano, sistema eléctrico vibrante, es la sede de intercambios incesantes con las energías cósmicas y telúricas que lo rodean. Debe evitar el aislarse totalmente detrás de las pantallas que constituyen los muros, las ventanas, la vestimenta y el calzado. Los pulmones y la piel son nuestras superficies de intercambio con el mundo exterior. Intercambiemos prana a través de nuestra piel y nuestros pulmones- verdaderamente esponjas de electricidad-, y llevemos ese prana hasta nuestras células. Debemos tomar en consideración ésto en nuestra conducta diaria; sería un grave error despreciarlo. El prana-yama (respiración) nos proporciona las técnicas psico-fisiológicas necesarias para el control y la utilización consciente de esas energías, en pos de nuestro pleno desarrollo físico y psíquico.

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