sábado, 15 de enero de 2011

77 EL EJE MENTE – CEREBRO - CUERPO







El asiento del PENSAMIENTO, no su origen, es el Cerebro.

El asiento de las EMOCIONES, no su origen, es el Cerebro.

El orígen de ambos es la MENTE. El CUERPO es el escenario.

El CEREBRO es sólo el intermediario entre la Mente y el Cuerpo.

La mente es el centro espiritual del conocimiento, la reflexión y el discernimiento humano. A través de ella el hombre siente, percibe y piensa; y a través de ella también la inteligencia se asocia con la vida emocional. El destino de la mente es ascender, mediante la sabiduría, hasta el nivel más alto del espíritu. La mente es el fenómeno que evidencia la actividad del ser viviente y de los variados sistemas de energía en todos los niveles de inteligencia, rica o pobre.

En relación con la personalidad, la mente esta interviniendo constantemente en el hombre a nivel material-espiritual a través de la luz material o fotónica, la luz del discernimiento intelectual y la luz espiritual. Es un hecho innegable que sin la mente y la energía, dos entes reales pero inmateriales, ninguna evolución sería posible, ningún proyecto sería realizable.

Todas las realizaciones humanas sean éstas una doctrina filosófica, política o económica, una obra artística, un descubrimiento científico, un invento, o la procreación misma de la especie humana, se generan necesariamente en esa fuente primaria llamada mente, cuyas manifestaciones intelectuales y afectivas son multiplicaciones de las inmateriales ideas-fuerza, en forma de pensamientos, sentimientos, anhelos, imaginaciones, que apoyadas por la voluntad, la inteligencia y la acción unificadora de todas las formas de energía necesarias para la realización de un proyecto, se concretan posteriormente como realidades tangibles.

A través del cerebro la mente imprime sus manifestaciones, llamadas actos o acciones, en el mundo material representado por el organismo físico. Tal proceso se lleva a cabo por medio de la secreción de millones de pequeñas moléculas mensajeras, llamadas neurotransmisores, producidos en las células cerebrales llamada neuronas (la célula es el elemento de menor tamaño que puede considerarse vivo).

Esto se conoce con el nombre de neuromodulación.

De esta manera, el cerebro como instrumento de la mente, regula su respuesta y transfiere la misma al resto del organismo, acorde con el pensamiento y la emoción que en él imprima la mente.

Dicho de otra forma: el amor, el miedo, la ira, el enfrentamiento, la reacción de huída o lucha, la angustia, el hambre, la sed, el deseo sexual, en fin, toda la gama de sensaciones, instintos y emociones propias de la especie humana (y por ende de todo ser viviente), poseen su propia química.

La mente “siente y piensa” las cosas. El cerebro capta el mensaje de la mente y lo transfiere al cuerpo en forma de procesos químicos y eléctricos que activan la energía vital del cuerpo y moviliza sus órganos a través de sus funciones, para reproducir el efecto según haya sido su origen. Así, el cuerpo y la mente se entrelazan como una unidad funcional expresándose como manifestaciones complementarias de la misma energía vital que anima al ser. Lo que sucede en uno afecta al otro y viceversa en un proceso de bio-retroalimentación. Ejemplo de ello son las patologías psicomáticas

La sabiduria no se asimila con los ojos, sino con los átomos de todo el cuerpo. Cuando la convicción de la verdad no está únicamente en la mente, sino en la totalidad del ser, éste recién quizás podrá dar testimonio de su significado.

Los pensamientos son entes que están vibrando eternamente en el Cosmos. Son universalmente proyectados y no individualmente originados; una verdad no puede ser creada sino únicamente percibida. Los pensamientos erróneos del hombre son solamente e1 resultado de imperfecciones en su discernimiento.

Cada átomo y cada molécula en la Naturaleza está continuamente irradiando. Aun después de la muerte, la sustancia que forma al hombre, continua enviando sus delicados rayos. La longitud de onda de estos rayos varía desde las más cortas que se hayan usado nunca, a las más largas como las ondas de radio. El enjambre de estos rayos es casi inconcebible. Son millones. Tan sólo una molécula grande, puede emitir más de un millón de longitudes de ondas diferentes al mismo tiempo. Las ondas mas largas de esta clase viajan con la facilidad y la velocidad de las ondas de radio.

Muchas verdades no previstas que nuestros descendientes descubrirán en el futuro, están hoy alrededor nuestro, mirándonos a los ojos, por asi decirlo; y sin embargo no las vemos. Y no las vemos porque no queremos verlas, ya que tan pronto como un hecho inesperado y poco familiar aparece, tratamos inmediatamente de comprenderlo y fijarlo sólo dentro del marco de nuestro conocimiento común y rutinario, riéndonos burlonamente si alguien trata de darle una connotación diferente. Tal como sucedió antes del descubrimiento de las actuales verdades científicas que hoy todos aceptamos.

Cuando se integran la MENTE y el CUERPO en una sola unidad incuestionable, se crea una disposición psicológica que hace posible experimentar intuiciones que trascienden la consciencia ordinaria. La mente humana para dominar la materia y evitar su propia destrucción, puede y debe poner en acción dentro de si energías mas grandes que las encerradas dentro de ella, al fin y al cabo la materia, científicamente, no es otra cosa que pura energía.

Las percepciones supraconscientes de la verdad son permanentemente reales e inmutables y se imprimen fuertemente en el subconsciente, en tanto que las fugaces impresiones sensoriales, que solo poseen una verdad relativa y temporal, pronto pierden su vivacidad en la memoria.

La calidad del pensamiento depende de la frecuencia de su vibración.

El pensamiento humano está determinado por la frecuencia de vibración de la unidad cuerpo-mente. Por ello dos seres humanos nunca pensará igual, porque sus frecuencias de vibración pensante están determinadas por la frecuencia de vibración de sus respectivas mentes-cuerpos. Además, en términos corrientes, una persona según su ánimo estará emitiendo buenas o malas “vibras”.

Un ser humano que ha tenido traumas en su infancia desarrolla una química cerebral y corporal diferente de otro cuyo pensamiento y personalidad se ha estructurado de forma más segura, menos dubitativa, más firme y estructurada. La frecuencia de vibración cerebral-pensante es, por tanto, menor en el primero que en el segundo. Así, el pensamiento de ambos es esencialmente diferente en su forma y manifestación. Las moléculas de neurotransmisores, los impulsos eléctricos y las hormonas predominantes en las zonas del cerebro responsables de la expresión de las emociones (miedo, ira, agresión, amor, seguridad, etc.) serán diferentes en ambos casos.

En consecuencia, todos los órganos y tejidos del organismo serán bañados, a través de la sangre, por las moléculas mensajeras de las diferentes emociones según sea la clase de pensamiento que se emane. El cerebro se encarga de ello activando glándulas (en particular en el hipotálamo, el hipocampo, las amígdalas cerebelosas y otras como la corteza prefrontal), creando un “clima interno orgánico” en concordancia con la emoción o el sentimiento que la mente imprima al cerebro.

Para decirlo de una manera más simple, el cuerpo de una persona insegura y llena de miedos es diferente a una que posea el pensamiento más sólido y seguro. El segundo será más sano, menos propenso a enfermedades, infecciones y accidentes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario