La hermandad de los caminos de la Ciencia y la Espiritualidad (expresada como Arte) se hace evidente en la propia naturaleza de las cosas. Ya los griegos (en especial Pitágoras) descubrieron la exactitud de las relaciones matemáticas que dan estructura y armonía a las formas naturales. Es sorprendente como la Matemática comanda la formación de cuanto ha sido generado espontáneamente por la Naturaleza o conscientemente por el Hombre. La Matemática es como el alma de todo, la interconectora entre lo subjetivo y lo objetivo, entre la belleza y la forma, entre el mundo espiritual y el mundo terrenal.
Los números tienen una presencia fundamental e indiscutible dentro del panorama cósmico. El abstracto número 1, en las tinieblas del Potencial de Fuerzas de Vacío Cuántico, cuando “el Espiritu de Dios se movía sobre las faz de las aguas”, expresado como el hadrón fundamental que buscan los físicos cuánticos “en la máquina de Dios” del CERN recién inaugurada, gracias a la multiplicación, la suma, la resta y la división dió inicio a la formación del Universo y de la vida en la Tierra. Lo que da cuenta que la Matemática no fue descubierta ni inventada sino que es consubstancial con el Universo.
Por leyes matemáticas se enlazan las diferentes longitudes de onda de la escala musical, se rige la formación de los módulos estructurales de objetos tales como los cristales minerales, con sus formas cúbicas o poliédricas matemáticamente dispuestas en constante equilibrio, las maravillosas formas geométricas de la nieve, la estructura y diseño de las flores y las conchas marinas, el desarrollo de los caracoles según una espiral logarítmica circunscrita a rectángulos dentro de la “divina proporción”, descrita por Leonardo da Vinci, etc, etc.
Incluso para la ciencia biológica fue una sorpresa la condición “sine qua non” de la geometría y simetría en la forma helicoidal del ADN (ácido desoxirribonucleico) modelador importantísimo de algo tan metafísico como la personalidad intrínseca de la materia viviente contenida en los genes. Esta relación inseparable de las cosas creadas por la Naturaleza con la Matemática, constituye una de las características mas asombrosas y misteriosas del mundo en que vivimos.
Los números tienen una presencia fundamental e indiscutible dentro del panorama cósmico. El abstracto número 1, en las tinieblas del Potencial de Fuerzas de Vacío Cuántico, cuando “el Espiritu de Dios se movía sobre las faz de las aguas”, expresado como el hadrón fundamental que buscan los físicos cuánticos “en la máquina de Dios” del CERN recién inaugurada, gracias a la multiplicación, la suma, la resta y la división dió inicio a la formación del Universo y de la vida en la Tierra. Lo que da cuenta que la Matemática no fue descubierta ni inventada sino que es consubstancial con el Universo.
Por leyes matemáticas se enlazan las diferentes longitudes de onda de la escala musical, se rige la formación de los módulos estructurales de objetos tales como los cristales minerales, con sus formas cúbicas o poliédricas matemáticamente dispuestas en constante equilibrio, las maravillosas formas geométricas de la nieve, la estructura y diseño de las flores y las conchas marinas, el desarrollo de los caracoles según una espiral logarítmica circunscrita a rectángulos dentro de la “divina proporción”, descrita por Leonardo da Vinci, etc, etc.
Incluso para la ciencia biológica fue una sorpresa la condición “sine qua non” de la geometría y simetría en la forma helicoidal del ADN (ácido desoxirribonucleico) modelador importantísimo de algo tan metafísico como la personalidad intrínseca de la materia viviente contenida en los genes. Esta relación inseparable de las cosas creadas por la Naturaleza con la Matemática, constituye una de las características mas asombrosas y misteriosas del mundo en que vivimos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario