martes, 8 de junio de 2010

30 Cada uno un mundo





Los resultados que obtenemos en nuestras vidas (trátese del ámbito profesional, familiar o cualquier otro) dependen de las acciones que somos o no somos capaces de emprender. Son nuestras acciones las que definen nuestros logros, la calidad de nuestras vidas e incluso, el tipo de persona que somos. Desde esta perspectiva, por lo tanto, resulta decisivo entender qué es lo que nos hace actuar de una u otra manera. En verdad la forma como actuamos depende del tipo particular de observador que somos puesto que cada persona frente a una misma circunstancia actúa de manera diferente. Conociéndoel tipo de observador que una persona es, es posible anticipar la forma como actuará.

Nuestro mundo es el mundo que observamos y como cada individuo observa el mundo de manera diferente, entonces el mundo de cada uno es un mundo diferente. No hay un sólo mundo sino tantos mundos como observadores. Una vez que aceptamos la idea de que somos observadores diferentes, cabe entonces preguntarse sobre los factores que nos hacen observar el mundo de distinta manera ¿Qué hace que ésto suceda? Cada individuo observa el mundo bajo tres dominios: el cuerpo, la emocionalidad y el lenguaje.

El cuerpo: La especial biología de cada uno, los rasgos propios de los órganos sensoriales y del sistema nervioso hacen que los sonidos que escuchamos, los colores que percibimos, gatillen en forma diferente la estructura biológica de cada uno, constituyéndonos en observadores diferentes.

La emocionalidad: Distintas emociones nos predisponen a observar con atención ciertos eventos y a no observar otros. Las emociones colorean nuestras observaciones de manera diferente. Un mismo hecho podrá ser observado de manera muy distinta si el observador se halla alegre o si se halla triste, si se halla emocionalmente relajado o tenso, si se halla confuso o asombrado, si se siente seguro o inseguro, etc. Todas nuestras observaciones se producen en un determinado espacio emocional que las afecta..

El lenguaje: Sin disminuir la importancia de los dominios anteriores, es aqui donde encontramos una de las fuentes más ricas de nuestras diferencias individuales. Por ser nosotros una especie dotada de una capacidad particular para el lenguaje, ello hace que las diferencias individuales entre los seres humanos sean mucho mayores que las que encontramos en otras especies. Cuando hablamos de cómo el lenguaje nos constituye en observadores diferentes podemos distinguir al menos tres factores que inciden en ello: las diferentes distinciones que hacemos de las cosas, los juicios que hacemos de ellas y las narrativas.

Aunque el título de este mensaje pareciera una perogrullada, una obviedad; lo patético del caso es que pese a haber escuchado desde pequeños que cada uno es un mundo diferente; somos intolerantes la mayoría de las veces con los pensamientos de los demás, pretendiendo que todos vean las cosas como nosotros las vemos; en el el hogar, en el trabajo, en todo nuestro entorno hay ausencia de respeto mutuo, incapacidad de aceptar al otro como diferente, legítimo y autónomo, causándo a nuestro prójimo y a nosotros mismos, malestar psicológico, tensión, depresiones, por los enfrentamientos y las tiranteces que esto provoca. La intolerancia en todos los campos es el mayor mal de la sociedad actual.

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