miércoles, 2 de junio de 2010
21 FILOSOFIA PRACTICA
La filosofía, como su nombre lo indica, podríamos definirla sencillamente
como la inclinación del hombre por conocer, por saber el por qué de las cosas del mundo y de la vida; y el uso de este saber para provecho del hombre y de la raza humana. No olvidemos que el término procede del griego Philos: amigo y Sophia: saber, o sea, amistad o inclinación por el saber, por el conocimiento. La filosofía, entonces, es parte de la naturaleza misma del hombre y fuente de su curiosidad y de su fantasía. De este modo la filosofía, en el transcurrir de la historia ha dado como fruto potentes lineas de pensamiento contrapuesto, como el materialismo positivista y la espiritualidad idealista, que han conducido la conciencia de la Humanidad por dos trayectorias divergentes (ciencia y religión), que en este tercer milenio habrán de complementarse de algún modo, como en los tiempos pitagóricos, para hallar con los pies firmemente asentados sobre la Tierra, pero con la mirada puesta en el cielo, una explicación más coherente del mundo y de la vida, llena aun de tantos de misterios.
La filosofía es una ciencia de la experiencia interna y, en cierto modo, una "ciencia natural". Un viejo filósofo decía que la filosofía habría surgido del asombro de los hombres y de las preguntas fundamentales que se plantearon: ¿Cómo se creó el mundo? ¿Existe alguna voluntad o intención detrás de todo lo que sucede? ¿Existe otra vida después de la muerte? Y ante todo: ¿Cómo debemos vivir? Hasta ese entonces habían sido las religiones las que habían dado respuesta a este tipo de preguntas con explicaciones trasmitidas de generación en generación a través de los mítos y de la tradición. Para la filósofa española María Zambrano, los temas de la filosofía son en última instancia, misterios y no problemas. La filosofía implica:
1. La adquisición de conocimientos lo más válidos, variados y extensos posible.
2. El uso de este conocimiento en beneficio de la sobrevivencia y el bienestar moral y espiritual del hombre.
Lo único que se necesita para ser buenos filósofos es la curiosidad por conocer y la capacidad de asombro.
La filosofía perenne representa una especie de "contínuo histórico" que inserta la tradición del pasado en el presente. Una filosofía en la cual palpitan las etapas posteriores y está patentes las anteriores. Huxley denominó filosofía perenne al conjunto de filosofías espirituales de las grandes culturas antiguas y orientales, la filosofía que nunca muere, aquella filosofía inextinguible que está contínuamente emergiendo del pasado para iluminar el porvenir.
En el hecho, pese a todo lo que pueda especularse acerca de la filosofía, ésta es esencialmente un asunto práctico, es decir un asunto encaminado a “aprender a vivir bien”, hecho que no consiste en hacerse propietario de un sin fin de cosas, sino en alcanzar la felicidad real fundamentada en la paz y en la tranquilidad, que para ser verdaderas tienen que permanecer en el tiempo ya que en caso contrario carecerían de valor real. Esta ausencia de deseos extralimitados, contentándose la persona con lo que tiene hoy, no implica rechazar comodidades, las que pueden desearse y adquirise, pero sólo en tanto no trastornen nuestra paz externa e interna y nuestra tranquilidad de ánimo. Filosofar es fundamentalmente "reconocer" la razón de las cosas. El mayor sentido de la filosofía radica en su función docente, en enseñar a ser, en constituírse en una enseñanza para la vida.
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