Cuando en base a la razón y la intuición (esociencia) lleguemos a ser hombres libres como nos hizo el Creador, comprenderemos que todas las religiones del mundo tuvieron un origen divino porque la Potencia Creadora del Universo es una sola. Una semilla desarrolla raíces, luego brota un tallo, un tronco, hojas, flores y frutos. El árbol es el mismo árbol en todo momento. No cambia; solamente crece. Cuando seamos hombres libres consideraremos con igual rango y propósito, a todos los verdaderos profetas del pasado que predicaron el amor, la misericordia y la unidad entre los hombres, porque todos fueron jardineros divinos que ayudaron al crecimiento del bendito Árbol de Dios. Por lo tanto cuando logremos liberarnos de los fundamentalismos, del dogmatismo y los mitos, estaremos unidos por una fe común.
Cada mañana se levanta el sol gradualmente hasta llegar a su cenit, pero gradualmente también desciende hasta llegar a su ocaso. Cuando el sol desaparece de la faz de la tierra, todas las cosas se envuelven en la oscuridad. Esto es exactamente lo que sucede con las grandes religiones. Cuando el Sol de la realidad divina se levanta, empieza un nuevo día de gloria. En todas partes hay luz. Todo el mundo está feliz porque la época del oscurantismo ha terminado. Oscurantismo que sobreviene cuando la verdad se oculta y se introducen enseñanzas confusas e interesadas por parte del hombre. Cuando el hombre dogmatiza e interpreta la religión a su antojo una época de oscuridad cubre el mundo. La única fuente de luz para nosotros en tal noche oscura se encuentra en los pocos santos y sabios que son como pequeñas lámparas y velas que se encienden después de la puesta del sol.
Estas pequeñas luces también se van extinguiendo una tras otra y el mundo cae en el profundo sueño de la ignorancia espiritual. En el pasado el Sol de la Verdad ha brillado en distintas épocas mediante Zoroastro, Cristo, Krishna, Buda Gautama, Bahá'u'lláh y otros.
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